ordenamiento jurídico cubano revelan, ya desde una visión preliminar, sus vicisitudes y la necesidad de una reglamentación con vocación orgánica de los contratos turísticos en Cuba. V. Epílogo La llamada industria sin humo, o sea la actividad turística en Cuba, no solo es una de las piezas principales que mueve el motor de la economía nacional sino que, además, manifesta numerosas potencialidades que apuntan a su crecimiento y expansión en un futuro inmediato. Más allá de las formas tradicionales en que se manifesta la actividad turística en la mayor de las Antillas, es necesario diversifcar las ofertas y apostar por otras manifestaciones como el ecoturismo, el agroturismo, el turismo de salud, entre las más signifcativas, que encuentran en nuestra realidad una fuente importante de recursos. La sostenibilidad de la actividad y su contribución al desarrollo local son objetivos clave en la concepción del turismo de los próximos años, visto como una actividad en crecimiento y desarrollo. Desde el punto de vista jurídico la actividad turística en Cuba presenta, como tareas apremiantes, a juicio del autor del presente estudio, la necesidad de vertebrar toda la disciplina turística en un corpus único, armónico y sistemático, capaz de superar la multiplicidad legislativa existente y dotar de una mayor organicidad interna al Derecho del Turismo. De igual modo, una protección integral del turista, entendido como consumidor, requiere una armonización de las normas sobre consumo que tienda a superar el fraccionamiento y la dispersión normativas actuales. Esta última, como se ha afrmado, es una tarea de primer orden. Los aspectos anteriormente enunciados son especialmente sensibles en materia de contratos turísticos, tal y como ha sido estudiado. Por último y sin que ello signifque que no puedan ser advertidas otras muchas esferas en las que se deberá trabajar en pos de un mejoramiento del sector turístico, se debe apuntar a la necesidad de una mayor armonización entre la actividad turística pública y la contribución a la misma del sector privado. Se trata de un empeño en continua transformación que tributaría al perfeccionamiento de uno de los rubros que distingue de manera particular a Cuba. Los últimos meses (si se toma como punto de partida marzo de 2020) apuntan a la necesidad de una tutela no solo de la actividad turística
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